sábado, 27 de febrero de 2010

El largo adiós

Jota me prepara un exprimido de naranja y me lo trae a la cama, donde termino de leer El largo adiós. Sale a comprar couscous pero antes me ofrece alcanzarme la compu. Hoy se hace la baldosa y mi tristeza y yo somos las soberanas absolutas de esta casa.

viernes, 26 de febrero de 2010

Me corrijo

O quizás Luli está con Duhalde y ya vislumbra los tanques en la calle.

jueves, 25 de febrero de 2010

Moda

A tono con los juicios por los desaparecidos de la ESMA, Campo de Mayo, la Quinta de Funes, la Jefatura de Policía de Tucumán, etcétera, Luli B. nos anticipa para la próxima temporada que causará furor la "chaqueta militar con charreteras".

Como diría ella:

Qué oportuno, chicas!!!

miércoles, 24 de febrero de 2010

Pregunta

"El primer nieto del Bicentenario", ¿a mí sola no me gusta la expresión?

Girando

Sueño que mis tres abuelos, Argentina, José y Site, son participantes del "Patinando" o quizás atletas olímpicos en los Juegos de Vancouver. Recorren el hielo en trineos en los que van sentados, a la manera de los mutiladitos de Rep, los tres juntos o en el mismo trineo. Hay muchos otros concursantes en la pista al mismo tiempo. Yo estoy en el público y los veo pasar una y otra vez, girando.

. . .

También soñé con estas personas.

domingo, 21 de febrero de 2010

Efectos secundarios

Desde que escribo este diario, me domingueo.

Hacía un buen par de años que no me pasaba.

viernes, 19 de febrero de 2010

Todos me dan tarea

"La política es la gran generalizadora y la literatura la gran particularizadora, y no sólo están en relación inversa entre ellas, sino en relación antagónica. Para la política, la literatura es decadente, blanda, irrelevante, aburrida, terca, insípida, algo que no tiene sentido y que realmente no debería existir. ¿Por qué? Debido al impulso particularizador en que consiste la literatura. ¿Cómo puedes ser un artista y renunciar al matiz? Pero, ¿cómo puedes ser un político y permitir el matiz? En tanto que artista, el matiz es tu tarea. Tu tarea no consiste en simplificar. Aun cuando decidieras escribir de la manera más sencilla, a lo Hemingway, la tarea sigue siendo la de aportar el matiz, elucidar la complicación, denotar la contradicción. No se trata de eliminar la contradicción, de negarla, sino de ver dónde, dentro de la contradicción, se encuentra el ser humano atormentado. Permitir el caos, dejarlo entrar. Tienes que dejarlo entrar o, de lo contrario, produces propaganda..."

Lo dice Leo Glucksman, el Oscar Wilde segunda selección de Me casé con un comunista, de Philip Roth.

lunes, 15 de febrero de 2010

Como el Rey del Chocolate

Mandá TEMITA al 2020 y participá del fabuloso sorteo

"UNA SEMANA CON LA PRINCESA MONTONERA"

Ganá y acompañala durante siete días en el programa que cambió el verano

El Show del Temita

El reality de todos

y todas

Humor, compromiso y sensualidad de la mano de nuestra anfitriona, la excéntrica Princesa Montonera, que no se priva de nada a la hora de luchar por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Cada día un acontecimiento único e irrepetible relacionado con El Temita: juicios, homenajes, ensayos para el teatro por la identidat, toma de muestras de sangre, proyectos de ley, atención de familiares de la tercera edad y militontismo en general.
Una vida 100% atravesada por las consecuencias del terrorismo de Estado.
¡Viví vos también esta vuelta a 1998!

Mandá TEMITA al 2020 y cumplí tu fantasía

Maintenant, en français!

miércoles, 10 de febrero de 2010

Otros dos sueños recientes con Argentina

Sueño que volvió de la muerte después de cuatro años. No está como en los últimos tiempos, hinchada por culpa de sus problemas cardíacos ni revoleando los ojos con esa expresión estúpida que siempre me pareció impostada. Nunca la sueño así. Está como cuando yo era adolescente, setenta años bien llevados.

Su vuelta me sorprende y me alegra. La extrañaba.

Hasta que le encuentro unos libros de los evangélicos. Biblias y otras cosas también en papel de biblia, encuadernados en cuero y con los bordes de las hojas dorados. Libros de distintos tamaños, apilados prolijamente sobre una mesa. Las fajas dicen los precios, que son exhorbitantes y ridículos, tipo 72.353 y 120.352, pero sin signo $. ¿Los compró, los está por comprar, me va a decir que a ella se los regalaron y voy a tener que hacer de cuenta que le creo? Agarro los libros sin el menor respeto por su valor (ni el sagrado ni el económico) y me voy a ver a Argentina sabiendo que vuelve el quilombo.

. . . . .

El otro sueño no me lo acuerdo, pero también era ella que volvía de la muerte.

martes, 9 de febrero de 2010

Camas y animalitos

Sueño que estoy en un hospital donde están filmando un documental. El lugar se parece a los baños del Hotel Faena, mucho mármol, mucha ostentación. Una habitación a continuación de la otra, sin paredes ni puertas, apenas columnas que delimitan los espacios, muy abiertos.

Terminan de filmar a mi abuelo. Me acerco a su cama. Lo veo como tantas veces en tantas camas de hospitales, la sábana doblada sobre la colcha, despeinado, venido a menos, pero limpio. Su cabeza con los pocos pelos blancos, sus manos arrugadas y grandes que a mí todavía, a pesar de todo, me parecen fuertes. Lo saludo pero no me contesta. No sé si no me reconoce o no puede hablar. Me acuesto en su cama. Me gusta estar con él aunque no me hable, aunque no sepa si me reconoce.

Paso a otra de las habitaciones sin paredes de este hospital y llego a la cama de mi abuela Argentina. La encuentro despierta. Me saluda normalmente, como si no estuviera internada, como si no le pasara nada, pero es evidente que no se puede levantar y hasta pareciera que no se puede mover. Me sorprendo de encontrarla conciente, más: charlatana. "Si hubiera sabido te habría venido a ver antes", le digo. No hubiera dejado pasar cuatro años*. "A partir de ahora voy a venir dos o tres veces por semana", prometo.

Me cuenta que estuvo reuniéndose con los evangélicos, me imagino que habrán ido a visitarla. También me pide un animalito que le haga compañía.

Como hice con mi abuelo, antes de despedirme me acuesto un rato en su cama. La despedida no es nada triste, sé que la voy a volver a ver pronto.

Salgo de ahí y voy a la casa de unos amigos, entre ellos Sol, la hermana de Luli, mi amiga de la primaria, que era nuestra mascota cuando nosotras éramos chicas y ella, más chiquita todavía. Les cuento que estoy buscando un animalito para mi abuela pero no un gato, porque los gatos no le gustan. Me dicen que tienen unos cachorros muy especiales para dar. El animalito en cuestión, al que jamás nos referimos de otra manera, es mamífero, de piel parecida a la de los gatos egipcios, pero con una cara muy graciosa y expresiva, casi sonriente, y los dientes grandes y cuadrados de Totoro. Muerde, pero jugando, porque es cachorro, y no duele demasiado. Lo levanto por las axilas y me lo llevo, decidida a volver ya mismo al hospital para regalárselo a la abuela. Pero ya no puedo llegar, me pierdo, aparezco en un puente que cruza el Riachuelo y en el que hay una feria artesanal, es de noche y la luz de los faroles es intensamente naranja. Sigo con el animalito a cuestas, agarrado de las axilas. Por momentos me muerde y ya no me cae tan simpático.

* Los que lleva en el otro mundo.

sábado, 6 de febrero de 2010

Sobre otras baldosas

¿Por qué los días de lluvia se suicidan las lombrices?