miércoles, 16 de marzo de 2016

El domingo me impuse la ya abandonada tarea de hacer de éste un diario verdadero. Un registro día a día. Bueh, ahí va:

Lunes y martes avancé vagamente en la organización de reuniones. Sólo tengo pendientes los llamados telefónicos. Lo aburrido de todo esto no lo hace menos tortuoso. Tortuoso y aburrido se me manifiesta el temita estos días.

domingo, 13 de marzo de 2016

Esta mañana fui a la casa de Pablo, mi abogado. El del juicio penal, no los de los múltiples juicios civiles iniciados en mi contra por Gustavo, no no, me refiero aquí al mucho más honroso juicio penal contra los secuestradores de mis papis, aquél que despierta simpatías por doquier y no silencios incómodos ni caras de circunstancia.

En este juicio mi abogado es Pablo porque ya venía investigando a los milicos de la RIBA-Virrey Cevallos. Son dos de lo que en castellano rioplatense humanitario se denomina "centros clandestinos de detención", o por sus siglas ccd, y que a mí me gusta más decir, alla Calveiro, "campo de concentración", pero pasa que ninguno de los dos lugares fueron tal cosa, a menos que un secuestrado o dos de tanto en tanto puedan ser considerados una concentración, que no me parece, me parece más bien que estos lugares son de las tantas cosas ante las que el castellano rioplatense humanitario se detiene.

Fui a lo de Pablo y llevé unos palitos de queso un poco grasientos de la panadería Don José pero decidí que ya que voy a tener que reunirme varias veces con él, voy a empezar a llevar las exquisiteces más fantasiosas de Las Delicias, la confitería estrella del barrio, que espero que se cope con el canje. Porque a este juicio hay que meterle belleza como sea, incluso en la forma del panificado.

Hablamos mucho y en el mismo idioma, que es el mencionado castellano rioplatense humanitario. Metí un par de chistes de humor negro que no pasaron, Martín Kohan habría amado esos momentos. Tomamos mucho mate y tuve muchas ganas de hacer pis y le abrí la puerta del baño a la hija adolescente de Pablo que seguro me odió y me parece bien.

Pasé con el bondi por Constitución que hacía mucho que no iba, y vi unos carteles que contraponen el antes y el después de una obra que no se terminó, por lo tanto ese después no es ni siquiera un ahora, y yo que pensaba que el desorden del tiempo era algo para achacar a los desaparecidos. 

Ahora me esperan muchas reuniones diversas con diversos actores del juicio, mails y hasta llamados telefónicos, me temo. El juicio empieza a pedirme de mi tiempo. Te lo daré, fucking juicio, and i'm gonna kick your ass. 

miércoles, 9 de marzo de 2016

Welcome back

Ya de regreso en la patria soñé que:

Argentina estaba muy enferma y tenía que ocuparme de ella junto con Gustavo. Estaba un poco perdida pero no lo admitía ni se dejaba ayudar, había que estarle detrás, vigilarla porque mentía y perdía plata o remedios o recuerdos como el álbum de bebé de Josesito. Era una pesadilla. Aunque la presencia, la pervivencia de Argentina, a pesar de todo, de alguna manera me alegraba. Lo pesadillesco era Gustavo, la obligación de verlo y de tener que tratar algo en común con él.

Me desperté con mucha, mucha sed.

Me volví a dormir ya de día y soñé que leía en Página/12 una nota del Perro Verbitsky (así le decía en el sueño) sobre el juicio de la RIBA, que ya había empezado.