lunes, 23 de mayo de 2016

Un post inconcluso

Sobre G., ex Gustavo en Diario de una princesa montonera, ex ex hermano, mucho más ex maldito bastardo, por siempre ex Rodolfito, parece que declaré algo así:

Que crecí con un fantasma como hermano, una sombra que crecía al lado mío. Que encontrarlo fue la razón de mi vida. Que busqué a mi hermano pero encontré al hijo de ellos, del imputado Gómez y su esposa Teodora Jofré, bueno, también de mis padres, pero también de ellos. Que el mes y medio que pasó entre el día que lo encontré y el día que supimos los resultados de los análisis fue la Edad Dorada de Nuestra Relación, y que con la instrucción de esta causa supe que aún en ese entonces me había mentido, que él estaba tan seguro de ser mi hermano porque ya tenía la confesión de Gómez, y no me lo dijo. Que compartimos un lazo de sangre pero nada más, que no hay una historia en común, que aunque lo intenté todo, incluso una terapia familiar, nunca se pudo construir una relación. Que hace diez años me tiene embargada por una laguna en las leyes reparatorias, porque estas leyes no contemplan específicamente a las familias de niños desaparecidos. Que no hay una plena comprensión de lo que significa la desaparición de niños para nosotros, para los familiares que quedamos, y este conflicto legal es una expresión de eso. Que no van a ver en este juicio la estampa de una familia feliz unida en la búsqueda de justicia. Que somos una familia destruída y que cada uno llega a este juicio como puede.

Cuando terminé, me pidió, o me ofreció, no sé, un abrazo. Dije que no. Me pidieron una foto los tres juntos y dije que no. Y me sentí bien. Porque así son las cosas. Tristes pero así.

Y sin embargo, en distintos momentos de la semana me sorprendí pensando en él, pensando que si yo estoy conmovida, él debe estar desquiciado, fantaseando por muy breves instantes con cómo hubiera sido llegar a esta instancia juntos. Otra vez el fantasma de Rodolfito, el hermano que no fue. La sombra pasa rápido, la tentación contrafactual también.

Mañana declara G.,



* * *



Esto había escrito el domingo 15 a la noche. Mañana declara G, coma. No supe cómo terminarlo. Hoy, una semana después, todavía no sé qué escribir sobre su testimonio. Por primera vez en mucho tiempo, no sé qué decir (qué sentir, qué pensar) sobre él. 

miércoles, 11 de mayo de 2016

Policía de la moda de los imputados

El lunes 2, Omar Domingo Rubens Graffigna, Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea en 1978, lució un impermeable beige virando hacia el verde militar y un coqueto pañuelo al cuello. El cabello peinado a la gomina como es de rigor en su generación, su clase y su métier (el genocidio) y unos bigotes cuyo acabado no está a la altura del resto del look. El miércoles su canosa cabellera se veía más natural, a tono con la imagen de fragilidad que transmitió al trastabillar en la entrada. La polera blanca le daba un aura de pureza y de elegancia casual típica del barrio de Belgrano. Su outfit grita "autor mediato", ¡muy logrado! 


Para el primer día, Luis Tomás Trillo, responsable de la RIBA, optó por un look vampírico, con ojeras, traje oscuro e impermeable sobre los hombros a modo de capa. La venda en la mano sumaba un detalle sangriento. El miércoles aligeró su outfit con un pantalón verde, militar naturalmente, y llevando el impermeable de modo tradicional. La superposición de saco y piloto creaba un efecto hombreras muy eighties, década que Trillo seguramente añora pues entonces gozaba de un muy conveniente anonimato, que lo mantendría alejado de los tribunales hasta 2013. 


El agente civil de inteligencia Francisco Gómez, por su parte, se mantuvo fiel a su look "pobre hombre", como lo caracteriza su letrado: camisa sin corbata y campera conurbana en bordeaux, negro y azul. Los anteojos discretos y el cabello corto y prolijo acompañan. Su actitud canchera del lunes lo pone en evidencia como el buchón que fue y no lo favorece tanto como el aspecto abatido que mostró el miércoles ante las dos testigos Es por ahí, Gómez!


¿Qué prendas elegirán para la próxima audiencia del lunes 16? 

jueves, 5 de mayo de 2016

Juicio día 2 - Una crónica cotorra

Así lo relataron Memilí y Coca, soldadas de la amistad, en el chat:

MEMILÍ: Acá salimos. Perez lo más. No tengo palabras. Fue conmovedora, inteligente, firme, angustiada, fue todo. La vara muy alta, como dijo Coca recién.
COCA: Perez enorme.
VANE: ¡Bien Perez!
CATA: (Aplausos).
DIDI: ¡Bravo!
MM: Qué momento tremendo.
MP: Felicitaciones. Qué conmovedor debe haber sido.
DIDI: ¿Van a comer algo rico?
COCA: Muy conmovedor. Nos tuvimos que ir, pero seguía porque declaraba Rosa ahora.
MEMILÍ: Estamos cortas de palabras.
FLORI: Qué grande Perez. Abrazo fuerte.
DIDI: Qué fuerte. Abrazos y besos para ustedes también.
(Una hora después)
MEMILÍ: Qué difícil salir de este estado, ¿no? Coca debe estar abrazada a Juaneke. Y Perez aún ahí escuchando a su abuela. Aún no tengo suficientes palabras para definirles lo que hizo Perez. Pero quiero contar dos cosas. El abogado mierda de los mierdas dijo "¿usted considera que los acusados son sus enemigos?" Y nos quedamos asombrados.
VANE: Contá. Por favor.
MEMILÍ: Y Perez para ganar tiempo dijo "¿tengo que responder a esa pregunta?". Y el juez dijo que sí.
VANE: Contá, contá.
MEMILÍ: Y Perez dijo no. Ellos me consideran a mí su enemiga. Ellos nos consideraron a nosotros, a mi familia, como sus enemigos. De pie, hijas de puta. Esa respuesta.
MM: Bravo.
VANE: (Aplausos).
MEMILÍ: De la nada. La sacó de la nada en medio de la angustia. También dijo "ay, yo de autos no entiendo nada", con voz de tonta, cuando le preguntaron qué auto tenía su papá que les robaron. Momento rubia.
VANE: ¿Qué más?
MEMILÍ: Cada vez que decía "yo ahora soy madre", Coca se quebraba. Cuando se levantó a jurar que decía la verdad, se le vio la bombacha.
VANE: (Risas).
PEREZ (desde los tribunales): (Risas).
MEMILÍ: El abogado de la contra, como le dimos en llamar con Coca, tenía el pelo teñido.
VANE: Qué más, qué más.
MEMILÍ: Y era una especie de Puma Rodríguez. El otro abogado de la contra tenía tics y era espantoso. Nosotros los del otro lado, de los buenos, éramos todos lindos.
DIDI: Nosotros los del otro lado, de los buenos, éramos todos lindos.
MEMILÍ: Perez estaba bella. Jose en más de una oportunidad se sentó en la punta de la silla sufriendo mucho. Lo vi.
DIDI: Aplausos de pie.
MEMILÍ: Perez le habló al juez y le dijo "yo confío que ustedes bla bla". Maestra. Y al final por si faltaba poca lágrima, leyó una carta de su abuela Argentina.
VANE: ¿Qué decía?
MEMILÍ: Una carta que Argentina le escribió a su hijo y que nunca le dio. Rompió todo con eso.
VANE: La puta madre.
MEMILÍ: Perez habló de su hermano con maestría.
VANE: Ya lloro.
MEMILÍ: Y luego cuando él se acercó a saludarla ella le habló con dureza. Lo vimos.
CELE: Ay Dios. Recién aterricé.
MEMILÍ: Bienvenida Perla.
CELE: Gracias, ay, qué emoción lo que contás.
VANE: Contá más.
CELE: ¡Perez, qué huevos!
DIDI: Perez te quiero.
MEMILÍ: No saben lo que es huevos.
CELE: Gracias Marita por contar.
MEMILÍ: La boluda se puso ahí en mi alma a la altura de Marie de una, eh.
CELE: Sos nuestra [poner nombre de periodista. No sé ni uno].
MEMILÍ: Lo que hizo entra en el récord de cosas que yo voy a admirar por el resto de mi vida. Estoy muy, muy conmovida en serio, chicas.
VANE: (Aplausos).
MEMILÍ: Coca debe estar aún hecha un rollo llorando, jaja.
VANE: Coca, contá vos también.
MEMILÍ: El juez los bardeó bastante a los abogados.
CELE: Ay, qué emoción, qué templanza.
MEMILÍ: Más que bastante, fue un cachetazo tras otro. Perez hizo mucho hincapié en algunos mensajes claros. Como su propia desaparición. O la situación del hermano que se le puso en contra tantos años. O su amor por sus abuelos Argentina y José.
DIDI: ¿Y él qué hacía?
MEMILÍ: O lo que debería estar en el juicio y no está. Ella decía: no comprendo cómo tal cosa o tal persona no forman parte de este juicio. Trillo la miraba mucho. Gómez miraba para abajo. Graffigna parece no entender nada.
CELE: Tiene 200 años, ¿no?
VANE: Yo le dije eso a Perez también. La piba estuvo un día desaparecida a los tres años. Por dios. Qué tremendo.
DIDI: ¿Gómez es el expropiador de G.?
CELE: Sí.
MEMILÍ: Es del 26.
VANE: SÍ. Apropiador.
MEMILÍ: A los 15 meses.
DIDI: Sí, perdón, apropiador.
VANE: Más chiquita, por dios. Qué desolación.
MEMILÍ: Ella contó ese día con mucha intensidad.
VANE: Hijos de puta. ¿Qué contó?
MEMILÍ: Y cómo su mamá se asomó en el auto y les pidió a sus primos que la cuiden.
CELE: ¿Cómo estará ahora? ¿Aliviada? ¿Angustiada? ¿Fuerte?
MEMILÍ: Momento de llanto desolado de nuestra parte.
COCA: Perez enorme.
MEMILÍ: Perez enorme.
COCA: Hay que tener ovarios, la puta madre. Estaban ahí. Los hijos de mil puta.
MEMILÍ: Yo aún lloro.
VANE: Perez corazón.
COCA: Y ella sentada.
DIDI: Piel de pollo.
COCA: Con calma. Pero con determinación. Contó todo.
ROCÍO: Qué lindo lo que cuentan.
MEMILÍ: Con la etiqueta de la remera afuera.
FLORI: Qué lindo lo que cuentan. Triste lindo. María Emilia me hacés llorar de risa nivel Sandrini.
MEMILÍ: Es que hubo momentos altísimos.
CELE: Sí, es una genia relatando esto. Yo sólo lloraría.
COCA: Marita les decía la contra. A los milicos.
MEMILÍ: Como la cámara enfocando a Coca vestida de cono.
COCA: Y me estallaba.
MEMILÍ: O la tía de Perez ahogándose.
VANE: ¿Ahogándose?
MEMILÍ: Se ahogó con tos.
DIANA: ¿De llorar?
COCA: Ay sí. Se ahogó tosiendo, pobre.
MEMILÍ: Me dijeron: ¿tu mamá está bien?
DIDI: ¿Y Rosa?
MEMILÍ: Ah re dale, mencioname a mi mamá en este momento.
ROCÍO: ¿Qué opinaron de G.?
COCA: Rosa no estaba.
MEMILÍ: G. es dable, punto uno.
COCA: Pues no podía escuchar la declaración de Perez antes de declarar.
MEMILÍ: Pero punto dos, se nota que no lo queremos. Y cuando se acercó a ella, Perez lo sacó.
CELE: Qué duro todo.
DIDI: Tremendo.
COCA: Jose se puso mal cuando le preguntaron si los milicos eran sus enemigos. Todos nos pusimos mal. Pero él se salía de la silla.
MEMILÍ: En un momento salió una persona de adentro y me dijo: "pregunta Mariana si su marido está acá".
COCA: Y con la respuesta de Perez el juez nos retó.
MEMILÍ: Cuando Perez estaba esperando no podía vernos y preguntó por él. (Amor).
ROCÍO: Qué bueno que hayan podido ir.
MEMILÍ: El juez nos retó y nos dijo que una sola expresión nos sacaba a todos. (Sirenas).
ROCÍO: Ojalá podamos ir todas juntas un día.
VANE: Qué bien Perez.
MEMILÍ: Pero era bueno el juez.
ROCÍO: ¿Vieron al secretario AKA Brancatelli?
MEMILÍ: Hermoso el secre.
ROCÍO: (Risas). Y el pelotudo de la contra con ese tic del orto. Odioso.
MEMILÍ: Hermoso el abogado de Abuelas.
ROCÍO: Quiero ver la declaración de Perez.
MEMILÍ: Ay, el tic.
DIDI: El día de la sentencia.
VANE: Sí.
MEMILÍ: Y Coca dijo: "tiene ese tic porque ese hombre no descansa", o algo así.
VANE: ¿No se puede ver ni leer?
MEMILÍ: Y el otro está teñido.
ROCÍO: No duerme pues defiende villanos.
MEMILÍ: Perez habló de la juguetería del papá.
VANE: ¿Qué dijo?
COCA: Eso dije. Hijo de mil puta, no dormís tranquilo.
MEMILÍ: Dijo que cuando lo secuestraron tenía mucho stock "porque venía la Navidad". Y que le robaron todo. Y que les robaron todo de su casa incluyendo una puerta plegable. Momento dolor.
VANE: Hijos de puta.
MEMILÍ: Yo lloré con momentos insólitos como la puerta plegable.
VANE: La verdad, Marita. Qué disfuncional.
MEMILÍ: Perez dijo la marca de la puerta (No, rubia de mi corazón, dije que era de petiribí que es una madera). Lloré con el cotillón de Navidad. Y luego le dije a Coca: "hace meses que no lloro".
VANE: Es terrorismo.
MEMILÍ: Pensé que la pastilla me había sacado la habilidad. Pero se ve que un crimen de lesa humanidad me hace llorar, me dijo Coca.
VANE: ¿Qué cosas le preguntaban a Perez?
MEMILÍ: Ella habló mucho sola, luego le preguntaron los abogados, luego el fiscal. Y cuando le tocó al de los malos fue el momento enemigos.
CELE: Este chat hay que guardarlo para siempre. Está dentro de los Altos Momentos Cotorra, parafraseando a nuestra heroína.
DIDI: Estaba pensando en eso, Cele. Esto y Marie.
CELE: Es muy groso.
MEMILÍ: Totalmente. Éste fue un momento cúlmine en la historia de la vida cotorra. Faltaba el gotero. No imagino cómo estará Perez, yo me siento que me pasó un camión por arriba.
FLORI: Estoy llorando de risa y de angustia en la oficina. Lo de la puerta plegable, grité de risa. Las amo por el relato.
MM: Qué intenso todo. Y qué carajo tendrás en el alma para ser culpable y escuchar todo sin inmutarte.
ROCÍO: Mal. El lunes pensé que seguro Marie estaría ahí.
MEMILÍ: Ah, Rocío, gracias. El golpe final. Creo que me voy a ir a comprar unos vestido o algo.
(Dos horas después).
COCA: Perez, ¿cómo estás con el saludo de G., etc?
PEREZ: ¡Me quiso abrazar! Es un caradura.
COCA: SÍ. Y lo cortaste en menos diez.
MEMILÍ: Yo te escuché y te estaba mirando. Vos en el juicio fuiste muy clara sobre él.
COCA: Estábamos ahí agazapadas listas para cagarlo a trompadas.
VANE: ¿Qué dijo sobre él?
COCA: A mí me pareció muy bien cuando dijiste que ahí no iban a encontrar una familia unida buscando justicia. Sino una familia destruida.
VANE: Tremendo. Perez, lo de la carta de Argentina y lo de tu mamá pidiendo que te cuiden fue desarmante.
MEMILÍ: Perez dijo que hay un lazo de sangre pero no otra cosa.
PEREZ: ¿Eso dije?
MEMILÍ: Porque su hermano fue criado por militares. Sí. Dijiste que no encontrabas en él otra cosa. O algo así. Que no tenían una historia en común. Fuiste muy clara sobre él. La carta, Dios mío, la carta. Fan de Argentina soy.
PEREZ: Ah sí, que había encontrado al hijo de ellos.
VANE: ¿Qué dice la carta?
COCA: Dice cosas que una mamá le dice a su hijo desaparecido que sabe que no va a volver a ver. Cosas de amor. Todo amor. Lloro de nuevo.
VANE: Yo también lloro.
MEMILÍ: Boludas, yo lloro de nuevo.
VANE: Y yo no escuché la carta.
MEMILÍ: Y yo estoy medicada.
VANE: La reputa madre.
MEMILÍ: Perez, sacale foto a la carta así Vanesa llora tres días seguidos.




lunes, 2 de mayo de 2016

Juicio día 1

Después de meses de indefiniciones y postergaciones que me tuvieron en vilo desde el lejano fin del verano berlinés, después de un millón de formularios y cartas y trámites en alemán, después de una mudanza internacional, después de vomitar deber de memoria y de enfermarme de la garganta y padecer otras afecciones habituales a la hora de revivir el trauma cuyo detalle omitiremos, después de llorar dos domingos seguidos, todo atravesado por el aniversario de la muerte de Marie,

empezó el juicio.

Elegí ir con un amiga, con una de mis amigas de la época de los blogs. Desde la muerte de Marie nos decimos soldadas y a mí un poco me hace ruido pero soy hija de combatientes del ejército montonero así que no sé qué me hago. Allá me esperaban dos compañeros de mi papi. A uno lo conozco desde hace 5 años, cuando comenzamos a reunirse los familiares y amigos de desaparecidos de Tres de Febrero; al otro lo conocí el sábado pasado y fue un encuentro cálido en el que la presencia de Jose (o Aníbal) nos sobrevolaba alegremente.

¿Qué decir de los milicos? Que son feos y tienen caras de malos. De verdad. Que se negaron a declarar pero no por eso se privaron de hacer un poco en show. Trillo dijo que en sus ratos libres, antes de la detención, se dedicaba a la beneficencia. Gómez respondió, cuando el presidente del tribunal le preguntó si tenía hijos: Sí, tenía un hijo. En alusión al hermano que me robó. Hubo respectivamente risitas y murmullo indignado en la sala.

Yo estuve contenta. Estoy contenta. No me lo imaginaba. No sé si mañana podré levantarme de la cama pero hoy estoy contenta porque empezó el juicio por fin. Ahora digo esto tan simple pero cuando una joven estudiante de comunicación me preguntó "¿cómo te sentís?", la saqué carpiendo, pobrecita, qué carácter.