"La política es la gran generalizadora y la literatura la gran particularizadora, y no sólo están en relación inversa entre ellas, sino en relación antagónica. Para la política, la literatura es decadente, blanda, irrelevante, aburrida, terca, insípida, algo que no tiene sentido y que realmente no debería existir. ¿Por qué? Debido al impulso particularizador en que consiste la literatura. ¿Cómo puedes ser un artista y renunciar al matiz? Pero, ¿cómo puedes ser un político y permitir el matiz? En tanto que artista, el matiz es tu tarea. Tu tarea no consiste en simplificar. Aun cuando decidieras escribir de la manera más sencilla, a lo Hemingway, la tarea sigue siendo la de aportar el matiz, elucidar la complicación, denotar la contradicción. No se trata de eliminar la contradicción, de negarla, sino de ver dónde, dentro de la contradicción, se encuentra el ser humano atormentado. Permitir el caos, dejarlo entrar. Tienes que dejarlo entrar o, de lo contrario, produces propaganda..."
Lo dice Leo Glucksman, el Oscar Wilde segunda selección de Me casé con un comunista, de Philip Roth.
Hace 12 años
6 comentarios:
Hay algo ahí que es verdad, y muy verdad, pero empiezo a pensar y se me ocurren 1000 ejemplos que lo contradicen. ¿"1984" no es política? ¿Y hay en algún lado un ser más humano y más atormentado que Winston Smith?
Leí ese libro el año pasado y no me acordaba de esa cita. La tendré en cuenta para Rodolfo Jota.
¿Te gustó? A mí maso, pero no sé cuánta culpa tiene la traducción gallega.
La traducción es una gallegada insoportable, eso seguro. El libro me resultó entretenido, un poco largo... supongo que era para meter el dedo en la llaga macartista yanqui.
Sil: todo preso es político.
Todo pesto es político
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