Sueño que estoy en un tenedor libre. De camino de una isla de platos a otra, veo a Martín. Cuando nos cruzamos, sonrío y murmuro, lo suficientemente fuerte como para que me oiga: "Sabía que estabas acá". En Buenos Aires, quiero decir.
La sonrisa no es para Martín. Es para mí. Una sonrisa triste, irónica. Pienso que él puede malinterpretarla, pero no me importa.
Dando vueltas por el restorán veo también a su esposa, la actual, la que tiene mi edad. No la miro, para no saludarla. Le digo a Jota, que deambula con su plato por el lugar: "Ése es Martín y aquélla es su mujer" (digo su nombre y apellido completos), pero ni loca se me ocurre presentarlos.
Hace 12 años
2 comentarios:
Es un sueño muy 90 ¿no? Ya no hay tantos tenedores libres.
a mi me encantan los posteos de sueños aunque algunas de las cotorras los denosten
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