Apenas sube un poco la temperatura, se abren las puertas y se vuelve a la práctica de la jardinería. A evaluar los daños del invierno y reparar lo que se pueda. Culpa, mucha culpa. A la planta que lleva mi nombre, la quemó la escarcha. A ninguna se le concedió asilo en la cocina, ni a las aromáticas ni a la portulaca. El rosal, abandonado a los pulgones. Un helecho secándose y el otro bichado. Por suerte está el jardín, con las camelias, los limoncitos y el jazmín del país lleno de pimpollos morados.
Jota acaba de anunciar que hay rayos y ya caen gotas sobre las hojas. Los instantes se me ensanchan. La música de Andy que Jota estuvo tocando todo el año, la lluvia, la casa, los planes. Ya conozco el final de este diario. Va de un viaje a otro viaje y en el medio, el check-list.
Hace 12 años
4 comentarios:
No me hagas pensar en eso, por favor, me quiero hacer la boluda todo el tiempo posible. El domingo voy al vivero y te compro otra homónima.
yo hago igual las abandono completamente en invierno las dejo ser, les canto let it be plantas let it be y cuando salgo el primer finde de calor me amargo, por ejemplo, el proximo me toca y sumale la pintura, shoremos juntas, cual es tu planta que me compro una en tu honor ?
Ahhh...yo hago lo mismo, leerlas a Ud me hace sentir menos mal... Me carcome la culpa. Todavía ni me asomé... no sé cuales fueron los daños...
yo hago asì, tambièn, cuento las bajas, hago promesas, les pido perdón.
qué lindo los jardines.
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