viernes, 4 de noviembre de 2011

Pesadilla en Kreuzberg

Sueño que es sábado a la noche. Jota y yo estamos de bares por Berlín. Todos los lugares a los que entramos están buenísimos. Somos felices. Se hace de día y buscamos el tranvía para volver. No tenemos claro de qué lado de la calle pasa el correcto. Subimos a uno que nos parece. Viene el chancho, le muestro los pasajes y le pregunto: "Wir fahren nach Kreuzberg, oder?" (¿vamos a Kreuzberg, no?). Me contesta que sí. Llegamos a destino. Un café que no tiene vidriera a la calle, como si quedara al fondo de una casa chorizo. En ese café que no vemos hay una toma de rehenes desde anoche. Una de las rehenes es Argentina. Hay un auto en la calle con dos tipos adentro. Tienen armas largas en el asiento trasero. Llegan policías tipo el grupo halcón en una combi negra. Agarran las armas que estaban en el auto estacionado, el auto se va. Se parapetan atrás de la combi.

PRINCESA MONTONERA (al que parece el jefe del operativo, angustiada pero sobreactuando): Por favor no tiren que adentro está mi abuela.

HALCÓN (haciendo algo con su arma, limpiándola o destrabando el seguro): Su abuela es una terrorista.

PRINCESA MONTONERA: ¡No! Mi abuela está secuestrada.

HALCÓN: ¿Para qué se junta con terroristas?

PRINCESA MONTONERA: ¡Pero no! Ella estaba acá de casualidad. Tiene 92 años mi abuela, mire si va a ser terrorista.

HALCÓN: Miré, señorita, nosotros vamos a cumplir con el procedimiento de rutina.

Me da la espalda y camina. Van a entrar. Van a entrar tirando. Van a matarla. Me despierto.