La del asado no la tenía. La había leído, claro, cuando me dedicaba a la Esmología, pero no la tenía tachada.
Tachada como tabique, no puedo decir tabique ni me puedo poner el antifaz en el avión sin pensar en detenidosdesaparecidos.
Tengo tachado también parrilla o elástico, que me hacen pensar en la picana; tampoco puedo escuchar hablar de enchufes y patadas sin pensar -disculpen que me repita- en la picana.
No puedo abrirme de piernas en la silla ginecológica sin pensar -disculpen que los aburra tanto con mis traumitas- en la picana.
No funciona imaginar tabiques lindos, por ejemplo en una casa en construcción, ni comprarme un antifaz de raso, ni repetirme a mí misma que el espéculo de mi ginecóloga es todo lo contrario de un instrumento de tortura.
No puedo resignificar tabique, corriente eléctrica, elástico.
Sería bueno, sí, pero no me sale. ¿Debería?
Aplausos para aquél o aquélla que sienta ganas de brindar en la Esma. Verá la copa de champán medio llena. Yo las más de las veces veo la copa medio vacía, o veo la copa fifty-fifty cuando me hago la chica científica.
Pero aquél o aquélla que puede comer carne asada en una parrilla en la Esma, digo yo, aquél o aquélla tiene por fuerza que ignorar lo que quiere decir ASADO* para los sobrevivientes y para los familiares que saben -o en realidad creen, porque la gracia macabra es que no sepamos nunca- que los suyos fueron cremados ahí, ahí mismo, en la Esma. No me puedo imaginar a nadie tan insensible como para tenerlo en mente y arremeter con el vacíopan. Menos entre las Huestes del Bien.
(Tendamos un manto de piedad -innecesario- sobre el hecho de que ninguno de los organizadores supiera y que nadie les avisara lo que quiere decir un asado en la Esma).
No tengo claro cuál es el límite en la Esma, tal taller de capacitación sí, tal fiesta de un diario no, no lo tengo establecido así, a priori en mi cabeza. Primero y principal porque ya no pienso tanto en la Esma (¡punto para esta huacha!).
Me da tristeza que me cueste tanto ir a un evento académico copado en el Conti y me da impotencia no poder discutir en esos ámbitos con compañeros que no soportan ingresar o están en contra de su uso actual.
Me da bronca y dolor cuando Site me cuenta que no pudo asistir a tal o cual acto al que estaba invitada porque era en la Esma y no tuvo fuerzas.
Me banco que brinden ahí, disculpen si yo en lugar de brindar le sigo buscando el pelo al huevo, alguien tiene que hacerlo y es un rol que se me da bien. Pero hay algo sobre comer ahí, sobre comer carne ahí, que me rebela.
¿Puedo, o estoy obligada a resignificarlo?
¿Soy hipersensible al asado e ingesta de carne en la Esma porque mi mami estuvo secuestrada en Capucha y dio a luz sobre una mesa en el Sótano? ¿Soy yo que tengo problemitas? Puede ser. ¿Me dejan tenerlos? ¿Me dejan que me haga mal ir a la Esma, aunque me haya hecho bien conocer el lugar, entrar con las compañeras de mi mami, que me muestren lo que ya me habían contado y constatar que era un lugar más pequeño y menos horripilante de lo que imaginaba? ¿Me dejan afirmar que me hizo bien ir, que me hace bien tener la posibilidad de volver, pero que a la vez me hace mal estar ahí? ¿Me permiten tener una relación contradictoria con un lugar como la Esma? ¿O porque celebro el fin de la impunidad estoy obligada al festejo maníaco?
Capaz que a la distancia no percibo bien el cambiante escenario político argentino, pero me parece un poco descabellado achacar la denuncia de un sobreviviente y el respaldo de la organización de ex detenidos desaparecidos a la que pertenece como una opereta de la Corpo. Y estoy bastante segura de que esto que escribo no me lo dicta Magneto y a mí también el asado en la Esma me hirió en mi hipersensible sensibilidad de huacha. Digo, si esto fuera todo, si mis argumentos no merecieran mayor atención, y probablemente no lo hagan o no haya ninguno en este texto, si sólo fuera una cuestión de respeto por la sensibilidad de aquellas personas tocadas en sus vidas por la mancha venenosa Esma, si fuera sólo eso, ¿no sería por lo menos digno de escucha?
(Ojo, si la próxima hay molleja y me invitan, me desdigo de todo. ¡Plop!)
* Asado: en la jerga de los marinos, cremación clandestina en el campo de deportes de la Esma de secuestrados fallecidos.
Tachada como tabique, no puedo decir tabique ni me puedo poner el antifaz en el avión sin pensar en detenidosdesaparecidos.
Tengo tachado también parrilla o elástico, que me hacen pensar en la picana; tampoco puedo escuchar hablar de enchufes y patadas sin pensar -disculpen que me repita- en la picana.
No puedo abrirme de piernas en la silla ginecológica sin pensar -disculpen que los aburra tanto con mis traumitas- en la picana.
No funciona imaginar tabiques lindos, por ejemplo en una casa en construcción, ni comprarme un antifaz de raso, ni repetirme a mí misma que el espéculo de mi ginecóloga es todo lo contrario de un instrumento de tortura.
No puedo resignificar tabique, corriente eléctrica, elástico.
Sería bueno, sí, pero no me sale. ¿Debería?
Aplausos para aquél o aquélla que sienta ganas de brindar en la Esma. Verá la copa de champán medio llena. Yo las más de las veces veo la copa medio vacía, o veo la copa fifty-fifty cuando me hago la chica científica.
Pero aquél o aquélla que puede comer carne asada en una parrilla en la Esma, digo yo, aquél o aquélla tiene por fuerza que ignorar lo que quiere decir ASADO* para los sobrevivientes y para los familiares que saben -o en realidad creen, porque la gracia macabra es que no sepamos nunca- que los suyos fueron cremados ahí, ahí mismo, en la Esma. No me puedo imaginar a nadie tan insensible como para tenerlo en mente y arremeter con el vacíopan. Menos entre las Huestes del Bien.
(Tendamos un manto de piedad -innecesario- sobre el hecho de que ninguno de los organizadores supiera y que nadie les avisara lo que quiere decir un asado en la Esma).
No tengo claro cuál es el límite en la Esma, tal taller de capacitación sí, tal fiesta de un diario no, no lo tengo establecido así, a priori en mi cabeza. Primero y principal porque ya no pienso tanto en la Esma (¡punto para esta huacha!).
Me da tristeza que me cueste tanto ir a un evento académico copado en el Conti y me da impotencia no poder discutir en esos ámbitos con compañeros que no soportan ingresar o están en contra de su uso actual.
Me da bronca y dolor cuando Site me cuenta que no pudo asistir a tal o cual acto al que estaba invitada porque era en la Esma y no tuvo fuerzas.
Me banco que brinden ahí, disculpen si yo en lugar de brindar le sigo buscando el pelo al huevo, alguien tiene que hacerlo y es un rol que se me da bien. Pero hay algo sobre comer ahí, sobre comer carne ahí, que me rebela.
¿Puedo, o estoy obligada a resignificarlo?
¿Soy hipersensible al asado e ingesta de carne en la Esma porque mi mami estuvo secuestrada en Capucha y dio a luz sobre una mesa en el Sótano? ¿Soy yo que tengo problemitas? Puede ser. ¿Me dejan tenerlos? ¿Me dejan que me haga mal ir a la Esma, aunque me haya hecho bien conocer el lugar, entrar con las compañeras de mi mami, que me muestren lo que ya me habían contado y constatar que era un lugar más pequeño y menos horripilante de lo que imaginaba? ¿Me dejan afirmar que me hizo bien ir, que me hace bien tener la posibilidad de volver, pero que a la vez me hace mal estar ahí? ¿Me permiten tener una relación contradictoria con un lugar como la Esma? ¿O porque celebro el fin de la impunidad estoy obligada al festejo maníaco?
Capaz que a la distancia no percibo bien el cambiante escenario político argentino, pero me parece un poco descabellado achacar la denuncia de un sobreviviente y el respaldo de la organización de ex detenidos desaparecidos a la que pertenece como una opereta de la Corpo. Y estoy bastante segura de que esto que escribo no me lo dicta Magneto y a mí también el asado en la Esma me hirió en mi hipersensible sensibilidad de huacha. Digo, si esto fuera todo, si mis argumentos no merecieran mayor atención, y probablemente no lo hagan o no haya ninguno en este texto, si sólo fuera una cuestión de respeto por la sensibilidad de aquellas personas tocadas en sus vidas por la mancha venenosa Esma, si fuera sólo eso, ¿no sería por lo menos digno de escucha?
(Ojo, si la próxima hay molleja y me invitan, me desdigo de todo. ¡Plop!)
* Asado: en la jerga de los marinos, cremación clandestina en el campo de deportes de la Esma de secuestrados fallecidos.