Berlín es una ciudad construida en medio de un bosque. Los parques, las plazas, las riberas del río y los canales, todo reverdece tan salvajemente en primavera que da la sensación de que es el cemento el que se cuela entre las grietas de lo vegetal y no al revés.
Ahora ya es verano. Anocheció dos horas antes de lo habitual. Hay tormenta. Los tilos de la avenida se sacuden con furia.
En Berlín siempre se ve el cielo. Las calles son anchas y los edificios, bajos. El cielo casi nunca está celeste. En invierno es invariablemente gris. Todos los días. Durante varios meses. El cielo de verano es una fiesta de nubes. Hoy no. Hoy es plomizo, como dice en las novelas.
La lluvia golpea con tanto escándalo que parece granizo. Pero no. Son gotas gordas y pesadas que el viento empuja a altísima velocidad.
2 comentarios:
Qué bueno que volvieron los blogs. Éste en particular.
Describir, escribir, describir. Bello. Me gusta.
Publicar un comentario